
Una de las partes principales de una excursión (si no la principal) es la preparación. El cuidadoso repaso de manuales, guías, mapas, previsiones meteorológicas, recuerdos, pasiones y aversiones de cada uno. Hay veces (muchas, desgraciadamente) que una excursión queda mutilada de este previo tan interesante y simplemente nos metemos en el coche y vamos por la carretera olisqueando las nubes hasta que la ansiedad nos obliga a parar y ponernos las botas.
Hoy hemos hecho eso y hemos subido desde Navarredonda hasta el alto de La Cruz, donde nos sorprendió una repentina explosión de Otoño que consumió todo el Valle Alto del Lozoya en amarillos y rojos. A esta deflagración la sucedió inmediatamente (a las 13:15 exactamente) el Invierno que nos hizo recoger la tortilla y bajar corriendo.
Como dirían los Stark, se acerca en Invierno.
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