jueves, octubre 23, 2008

Contra los jueces.

Estoy contra los jueces porque, por principio, estoy contra las huelgas en el sector público. Me parecen una inmoralidad, darle la patada al gobierno en nuestro culo.

Pero creo que tienen toda la razón. Según el anuario del INE cada juez español en promedio resuelve 8 operaciones al día y emite 1,5 sentencias. Los secretarios están peor: 10 casos y 2 sentencias al día (datos crudos: 8 millones de ingresos al año más 2 millones que quedan en trámite, 1,5 millones de sentencias al año, 4576 jueces, 3536 secretarios). La culpa, principalmente, la tienen los ministros que han mantenido a la justicia en el mismo estado que estaba con Felipe II, cuando hasta los motoboys están informatizados.

Lo cual tampoco les exculpa del todo porque han tenido veinte aperturas de año judicial con togas, puntillas y micrófonos para quejarse.

Y tampoco es que sea realmente factible, porque la división por comunidades autónomas, hace impracticable una informatización coherente, lo más que se podrá hacer es poner parches por taifas (el EuskoJudge 2.0, web GaleJusticia, judicatura.cat).

Y este no es un problema parcial, quiero decir, de pederastas sueltos, sino que impacta en muchos más ámbitos: en nuestro comercio interior y exterior, alquiler de casas, orden público, etc... O sea, un motivo más para "nuestro secular retraso" que nadie parece querer resolver.

miércoles, octubre 22, 2008

Altos del Hontanar


Como viene Ms.S, egipcia, convertimos esta excursión en la primera excursión en inglés de nuestra historia. Empleamos el inglés principalmente en discutir la crisis (interesantísima) y hacer de guías turísticos (and there, the Pawlar).

Subimos desde Pinilla, con lluvia, a los altos (Peñas Cagás, creo). De allí al Espartal sin parar porque el tiempo no invita a la pausa. En las cumbres nos cruzamos con un club de montaña o similar que surge de la niebla. Luego bajamos y bajamos por la Majada del Cojo, esplendidamente otoñal. Acabamos tomando cafés en casa junto a la chimenea, creo que se agradecen.

He querido convertir la excursión en un evento 2.0: facebook, twitter, flickr e incluso panoramio (y blogger, claro). ¡Cuanto tiempo perdido! Para cinco horas de excursión he dedicado tres al webeo. O ésto se simplifica o el ratio vida/narración bajará demasiado.

Llego a la conclusión de que son servicios compitiendo por una misma información (tu vida). Como demostró Amazon al final "the winner takes it all" así que al final quedarán servicios únicos especializados por acciones (video, fotos) y otros que los agrupen en páginas personales/blogs/redes sociales.

lunes, octubre 13, 2008

Henning Mankell. "Cortafuegos"

Me gusta la novela de genero.

Cuando un escritor elige un g énero se marca unas referencias, unos límites, que al acotar sus posibilidades estimulan su creatividad y, al colocar la obra en paralelo a otras, ayudan al lector a disfrutarla. Es la misma elección que hace la música clásica y barroca al elegir unas determinadas formas (el cuarteto, el concierto, la sinfonía...) sobre las que trabajar.

La novela de genero genera clichés sobre sus lectores. Así, al lector de la novela policiaca se le supone calvo, fumador, desconfiado, rebelde y ocultamente romántico, adjetivos todos ellos mucho más positivos que los que adornan al lector de ciencia ficción: algo grasiento, onanista adolescente privado del sentido del ridículo.

Por eso, porque me gusta adornarme de ese halo místico de vez en cuando compro género policiaco, aunque regularmente me parece pequeño y menor (demonios, estos tíos nunca salvan el Universo).

Esta vez le ha tocado a Henning Mankell, "Cortafuegos". Me ha parecido una novela fallida de una buena serie.

Los elementos fijos de la serie son buenos: La abúlica ciudad de Ystad, su abúlica policía, el completa, totalmente abúlico y europeo comisario Kurt Wallander. Todos son tan aburridos, tan cotidianos (un entorno de los de Main Street, gente que cena a las 6 y se acuesta a las 10) que nos plantan en el borde de la angustia existencial.

La peculiaridad de la novela es lo que la hace mala. Y es mala porque hibrida géneros y se quiere colocar tocando la ciencia ficción, hablando de ordenadores, redes y hackers, unos temas de los que su autor, al igual que amargamente reconoce el protagonista, no sabe.

La limitación es buena para la creatividad. Igual por eso (reflexionaba mi padre) las dictaduras o las sociedades opresivas han generado a los mejores artistas. Como Bach. Como House. Bueno.

Conclusión: tengo que leer "Los perros de Riga".

Fuego

El fuego, extinguiéndose, una luz a un lado, las niñas acostadas, un libro (De Lillo, Submundo) y un culín de coñac en un vaso. Lo malo de los momentos extraordinariamente buenos es que nulifican los demás. Por eso (por ese matiz homicida, lo que mata el tiempo de un hombre ¿no mata al hombre?) nos provocan ese sentimiento de inmoralidad soterrada (no acusemos, como siempre, a la judeocristiana relación de placer y culpa).