lunes, febrero 12, 2007

"Postwar", de Tony Judt.

Voy a recomendar un libro de 900 páginas de letra fina que me ha ocupado la mejor parte de un mes así que creo justificado dedicarle un comentario largo. También porque creo que, en los próximos meses, citaré varias decenes de veces este texto de manera que más me vale haberos prevenido.

El libro es "Postwar", de un tal Tony Judt, que también acaba de ser publicado en español en un tocho similar ("Postguerra"). Su objetivo es narrar la postguerra europea, desde 1945 hasta más o menos el 2001, en tres grandes líneas: la cultura, la política y la economía.

Al contrario que la mayor parte de los libros de historia reciente el autor renuncia a construir su historia alrededor de un tema fundamental (como, por ejemplo, la técnica o los totalitarismos). Al contrario se limita a encadenar los distintos eventos y pensamientos en una narración muy entretenida. Los hechos suelen ir ilustrados con citas curiosas, situaciones anecdóticas u opiniones provocativas (aunque al lector le queda a veces la duda de si, aparte de la evidencia anecdótica, cada hecho narrado tiene una referencia "científica", digamos)

El libro es abiertamente "opinativo" (así se en la primera página) y la circunstancia del autor aflora en cada línea. Tony Judt es hijo de judíos letonios (o lituanos, o livonios, algo así) nacido en Londres, criado en distintos lugares de Europa y finalmente muy americano. Su narración es crítica, irónica con todas las ideologías y pensamientos europeos, muy entretenida (teniendo en cuenta sus dimensiones) y casi siempre desde posiciones morales. Roza la obsesión en lo que se refiere al Holocausto, simpre volviendo a él y analizando si los europeos en general y los alemanes en particular lo recordaban o no, se arrepentían o no.

Si tomo una piedra de toque, la historia de España, y comparo lo que sé con lo que leo, me sale que el libro es sucinto (aun con tantas páginas su materia es descomunal) y crítico pero correcto en sus resúmenes. Sólo encuentro un error de bulto y casi inexplicable: cuando dice que los adolescentes catalanes y vascos, como muestra de rebeldía, hablan entre sí en inglés.

De la misma manera hay que entender que, a pesar de su tamaño, el libro tiene que ser por fuerza una simplificación y lo es, seguro. Pero esto (simplificar, abstraer) es el trabajo del historiador (y, si se puede seguir el hilo de este razonamiento) el del científico y casi, casi, el fundamento del intelecto humano.

El desafío que se plantea el autor en las primeras páginas es realmente inmenso: llegar a construir una narración única sobre una Europa dividida en Norte y Sur, Este y Oeste, y a su vez cada lado en varios paises cada uno único y distinto a su manera. Y en mi opinión el desafío no es sólo para Judt, como escritor, o para mí (como sufrido lector) sino para toda Europa. Porque si realmente podemos explicarnos en una única narración también podemos desarrollarnos en una narración común y podemos intentar salir de este atasco en que llevamos ya varios años. Juzgar si se supera o no este desafío es una tarea que ya le queda a cada lector.

En el terreno más personal la conclusión más importante puede ser la relativización de nuestra propia historia. La "fotografía" política y social que hemos conocido y que utilizamos para explicarnos el mundo (quizás la de los años 79-84) no es más que un fotograma en una película que corre a toda velocidad y que ni estaba parada entonces ni está parada ahora. Esto es realmente impresionante.

En resumen: un libro gordo, ambicioso, con varios defectos pero a la vez (o por ellos) legible e interesante. Puede no ser la obra definitiva en la materia, pero tardará mucho tiempo en salir algo comparable.

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