En el campo de batalla de mi radio el resultado de la contienda entre la COPE, Onda Cero y Federico puede considerarse mixto.
Por las noches sigo oyendo la Linterna, ahora con Juan Pablo Colmenarejo. Dan noticias (no como antes), entretiene más que La soporífera Brújula y no está el pedante de Cesar Vidal. Es cierto que se echa algo de menos ese punto friki, lo de hablar en ruso por ejemplo.
Pero lo compensan los invitados. Ahora como los políticos del PP y del PSOE les han levantado el veto se dejan entrevistar y se ve que no es que Cesar Vidal se lo inventara, es que eran así de brutos. El otro día una tía que le falta el agua y que es delegada del gobierno en Madrid decía que para evitar que se repita lo de Pozuelo hay que diseñar actividades de ocio alternativo negociándolas con asociaciones de estudiantes y de vecinos. Al día siguiente la secretaria de estado de educación, que también necesita vuelta y vuelta, presume de que gracias al PSOE ha mejorado el porcentaje de titulados entre 25 y 65 años. Y luego dice que si la educación va mal es porque a los españoles no nos importa. Tal cual. Me estoy riendo a mandíbula batiente, los universitarios que se me cruzan por la noche mientras corro se creen que estoy loco.
Por las mañanas, bueno, Federico es Federico. Noticias, ni una. Opiniones, demasiadas y muchas veces equivocadas. Te despiertas y llegas al trabajo con ánimo que es lo importante, pero algo de zapping hago para oír noticias o algo parecido en Onda Cero o incluso la COPE.
La Gran Ganancia ha sido Luis Herrero en el horario de tarde. Se me hacían inaguantables las bragonas de las demás cadenas. Por fin un tipo normal, que incluso me recuerda los viejos tiempos de Antena 3.
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