lunes, junio 22, 2009

Contra las antenas


El Sábado fui a la tienda del pueblecito a comprar dos barras de pan y cuatro yogures. Sobre el mostrador, entre las cajas de bollos, hay un taco de folletos sobre la migración a la TDT. Veo que dentro de diez días se van a apagar los canales analógicos. Efectivamente, si te avisan con una semana lo normal es que te pille el toro.

El pueblo está bajo la emisión de dos repetidores, pero el occidental, al que apunto, no emite TDT o mi televisor no se entera.

- Es que ese repetidor lo van a apagar del todo - me dice el de la tienda. Me alegro por el recluta que pasaba el invierno metido debajo.
- Pues tendré que llamar al antenista.
- No creo que puedas. Los de aquí tienen la agenda llena. Y todavía va a estar peor cuando los veraneantes lleguen y se encuentren sin televisión.
- Bah, si eso es muy fácil - tercia otra clienta, una señora bastante mayor - basta con girar la antena hacia el otro lado.

El comentario me pica en el orgullo ingenieril pero, ¿será tan fácil? Los antenistas están vendiendo, además de la pura reorientación de antenas, unos extraños actos de taumaturgia electrónica que nadie me ha logrado explicar.

Anonymous y su familia han venido a pasar el día. La comida, y sobre todo el vino blanco de Rueda nos anima bastante y decidimos intentarlo mientras las crías meriendan. Nos subimos al tejado desde la terraza. No es tan difícil, sólo hay que ir con cuidado para no cascar alguna teja. Yo aflojo las cuatro tuercas y Anonymous gira con cuidado el mástil siguiendo, aproximadamente, el viento que marcan las otras antenas del pueblo.

- !Eeeeeeeeeh! !!!¿¿¿Se sintoniiiizaaaaaa???!!!
Al cabo de un rato nos responden muy bajito desde abajo:
- siiiiii... salen un montón de canaleeeees ¡Ya vemos la teletiendaaaaa!

Mientras yo empiezo a bajar con el culo pegado al tejado Anonymous contempla el paisaje:
- Pues desde aquí tenéis unas vistas bárbaras. Tendríais que subir más a menudo.

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