Subo por el sendero oculto, el de los puntos amarillos, hasta Peña Cítores. La fuente, aunque bastante rota, tiene un chorrillo de agua y una plaga de floripondios mutantes amarillos. Desde allí continúo por las parameras teológicas. Hay cuervos, colirrojos (¿pueden estar en expansión?) y florecillas azules.
En la cumbre me entretengo acercándome al vacío y repasando el puzle de piedra de los farallones. Miro a las montañas buscando excursiones. Encuentro tantas que me canso sólo de pensarlas. Anoto algunas: subir a la Laguna Grande por su arroyo, acercarme al circo perdido de la cara norte de Peñalara, subir a Dos Hermanas desde el refugio Zabala o por el sendero que sale a la derecha del de Peña Cítores. Al Oeste Gredos es un paisaje de dibujo oriental, olas sucesivas negro azuladas.
Me encuentro con media docena de personas. A las ocho llego al coche tremendamente satisfecho.
1 comentario:
Años sin subir a Peñalara, buenos recuerdos (y un recuerdo al circo N de Peñaara, qur para mi es como el lado oculto de la luna).
El domingo pasado fuimos con las niñas a La Barranca, subiendo desde el hotel hasta la fuente de la Campanilla (sí, el agua, la brisa y la sombra)
La mayor se animó a subir hasta el fin del pinar, y llegar a ver el pedregal de ascenso a la Maliciosa, retador: digamos que ha sido una primera toma de contacto para la Expedicion Intergeneracional "Maliciosa 20XX" (a la que quedan convidados los amables lectores...)
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