Dudo hasta el último momento. Al final miro en mi interior, busco mis aspiraciones más ocultas y me decido por buscar las Cinco Lagunas desde la carretera que baja de Cotos a Rascafría.
Subo un poco a ojo, a veces con el río o empalmando tramos de mojones sueltos, otras veces a ciegas por el pinar. A veces pienso que ya he dado con el camino bueno, otras pienso que estoy haciendo una insensatez.
Encuentro un camino muy viejo y, harto de arañarme, lo sigo faldeando. De repente el camino se abre a una gran hoya casi completamente cerrada, abierta solamente por un hueco de una decena de metros por el que entro. En el centro de la hoya hay un prado de un color verde esmeralda, posiblemente una laguna colmatada que ahora atraviesa un riachuelo ondulante. El lugar es imposiblemente idílico, una especie de Shangrilá vacuno. Según el mapa debe de ser la Hoya de Pepe Hernando.
Salgo de ella siguiendo uno de los riachuelos que la alimentan, a ratos trepando, a ratos arañándome con el enebro rastrero. Encima de ella encuentro el sendero que conecta la Laguna de los Pájaros con la Laguna Grande de Peñalara, justo a la altura de las ultraprotegidas Cinco Lagunas. Me siento un rato a descansar contemplando las imponentes paredes de granito y un grupo de excursionistas que camina a contraluz sobre el risco de los claveles.
A la bajada intento "reconstruir" un itinerario de subida:
Aparcar y salir desde la profunda curva a la derecha con que la carretera salva el Arroyo de la Laguna Grande de Peñalara. Tomar el sendero que va por la izquierda del río (derecha del caminante) hasta cruzar el GR-10. Tomar el GR hacia el Este (derecha) hasta llegar a una pista-camino cerca de la collada de Garci Sancho. Tomar la pista hacia el Norte (izquierda). Seguirla casi hasta su final. Justo en su punto más alto antes de morir buscar a la derecha el arranque de una fila de mojones. Esta fila, al principio muy oculta, sube todo recto por la loma entre los pinos separándose poco a poco del arroyo. En la parte más alta es más cómodo por seguir una vía de saca.
Al llegar arriba de esta subida encontramos un camino de aspecto viejísimo. A la derecha parece bajar hacia el vallecillo del Palero. Lo seguimos hacia la izquierda por la cumbre de la loma. Al poco (¿100 metros?) encontramos un claro del bosque. Lo cruzamos hacia su otro extremo (NO) por donde sigue el camino. Sube con mucha suavidad hacia el NO y se incorpora a otro camino, también viejo. Pocos metros después llegamos a la entrada de la Hoya de Pepe Hernando.
Para subir a las Cinco Lagunas no encontré mejor opción que rodear la hoya por la derecha y luego subir junto al arroyo más oriental de los dos que entran en la Hoya, con más o menos fortuna e intuición para no picharnos con los enebros. En el paso final conviene dejar el arroyo en nuestra mano derecha.
Una vez pasado este reborde llegamos al camino que bordea el pie de Peñalara. Siguiéndolo hacia la derecha subimos un repecho y llegamos, sin más dificultades, a las mínimas Cinco Lagunas.
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