miércoles, septiembre 27, 2006

"La sal de la tierra".


Estoy leyendo "La sal de la tierra", un libro-entrevista a Ratzinger (cuando era prefecto de la Congregación para ... bueno, inquisidor).

El libro tiene un nivel estupendo. La entrevista es muy muy agresiva, la hace un tal Peter Sweelink que pregunta con contundencia: La Iglesia está en decadencia, la Iglesia pierde adeptos, la Iglesia da normas rígidas y absurdas... (No llega, felizmente, a hacer la Pregunta Suprema de los periodistas progres "¿en la congregación quien manda, usted o Pepito?) Las respuestas son muy inteligentes. Con unas se coincide, con otras no, pero siempre se tiene la impresión de estar leyendo algo inteligente. (Sólo criticaría como algo humanamente irracional, una cierta, ligera, casi imperceptible fijación en la "Teología de la Liberación)

Claro, uno es un antidemócrata y compara con las respuestas que dan o podrían dar nuestros amados presidentes pasados, presentes y futuros. Y piensa. Si comparamos los dos casos observamos que la elección realizada por 120 vejetes encerrados a cal y canto en una capilla puede ser casi tan buena si no mejor (sobre todo si nos fijamos en parámetros accesorios como la inteligencia, la preparación o la entrega) que la que realizan 40 millones de ciudadanos después de meses de estudio detallado de las campañas, eslóganes, anuncios y programas.

Por favor, tómenlo como una propuesta para cambiar nuestras leyes electorales por las del vaticano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, imagino que el propósito de las elecciones en democracia no es escoger a la persona que mejor responda a las preguntas de los periodistas..

Anónimo dijo...

Parece que el Señor de las Botas apunta a que existe una correlación entre la inteligencia del elegido y el número de personas con derecho a voto. Podría ser, viendo quien gobierna en el pais norteamericano con mas de cien millones de votantes...