viernes, septiembre 22, 2006

La fama de las cosas.

La combinación de medios y política tiene la virtud de hacer saltar a la fama las cosas más inverosímiles.

Por ejemplo,  Manuel II, emperador de Constantinopla. Años de vueltas por Europa pidiendo ayuda y no le hicieron ni caso. Ahora Manuel (Manolo para los amigos) es una celebridad mundial.

Por ejemplo, el ácido bórico. Una de las sustancias más útiles del mundo. Lo mismo te quita el olor de los pies que estabiliza explosivos, igual sirve para soldar teléfonos con detonantes que mata a las cucarachas. Sin el ácido bórico dificilmente podría existir nuestra civilización. Ahora mismo me voy a comprar un par de kilos, que siempre viene bien tener un poco en el altillo de la cocina.

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