"Estrategicamente" el libro está muy bien pensado. Entrelaza los acontecimientos políticos en España y Alemania, las decisiones del Alto Mando alemán, los movimientos y distribución de las tropas y la vida individual de los soldados. Podría haber sido un libro como los de Beevor. Infelizmente ni los escritores ni el traductor tienen mucho nivel, y la propia editorial es muy cicatera a la hora de incluir mapas y esquemas.
El tema es apasionante.
Hasta ahora yo pensaba que la División Azul había languidecido en algún rincón del frente Norte, recibiendo periódicos bombardeos y ataques. Sin embargo su historia está entrelazada con algunas acciones importantes. Al leerla se obtiene una visión íntima del frente ruso que, creo, ayuda a entenderlo mucho mejor. Cuando uno lee "murieron 50.000 rusos", o "las diez divisiones alemanas fueron masacradas" le pilla bastante lejos. Pero la historia individual del soldado García que sale corriendo de su "isba" ardiendo y se refugia en un crater a 35 grados bajo cero con una botella de coñac llega mucho más cerca.
Como resumen para los aficionados a la Historia Militar:
La División Azul (250 de la Wehrchmat) se instaló en otoño de 1941 en el extremo sur del ala derecha del Grupo de Ejércitos Norte (el de Leningrado). Este ala derecha se apoyaba en el río Volchov que corre de Sur a Norte desde Novgorod (extremo sur del despliegue de la división) hacia el lago Ladoga.
Dentro de la operación "Tifón" (el ataque definitivo a Moscú) el Grupo de Ejércitos Norte tenía que cruzar el Volchov y luego girar hacia el Sur para apoyar el flanco del Grupo de Ejércitos Centro. La División Azul hizo su parte: cruzó el Volchov en un golpe de mano del Teniente Escobedo y formó una cabeza de puente de varios kilómetros de profundo. Sin embargo el ataque quedó estancado en todo el frente y los españoles tuvieron que resistir fortísimos ataques. Finalmente, bajo una presión extrema, todo el ejército tuvo que volver a cruzar el río.
A continuación (Febrero de 1942) el Ejército Rojo cruzó a su vez con varias divisiones el Volchov al Norte de la División Azul arrollando algunas de sus posiciones extremas. Los rusos querían atacar por la espalda a los ejércitos que sitiaban Leningrado. Los alemanes lograron detener el ataque. Luego un popurrí de tropas, incluyendo un batallón de la División, atacaron paralelos al Volchov formando una bolsa con los rusos que fue luego aniquilada.
La División fue trasladada al Norte, a Leningrado. Allí Von Manstein (¡oh, sí, Muñoz Grandes se entrevistó con Manstein!) estaba preparando un ataque frontal y masivo a la ciudad. La División se colocó en el ala derecha del futuro ataque, en una zona de suburbios. Sin embargo los rusos atacaron antes (verano de 1942) rompiendo el asedio de la ciudad y desbaratando los planes de Manstein.
El ataque ruso había triunfado sólo parcialmente. Los alemanes podían cañonear tranquilamente la franja de tierra que comunicaba Leningrado con el Este de manera que seguía siendo igual de difícil abastecer a la ciudad. Para mejorar la situación los rusos prepararon una gran ofensiva que tenía que acabar dando un golpe de muerte al Grupo de Ejércitos Norte. El ataque se haría en forma de pinza y uno de sus lados lo formaba un cuerpo de ejército, 3 divisiones, que tenían que romper el frente en Krasny Bor, defendido por un regimiento español.
La batalla de Krasny Bor (10/2/1943) fue la acción más brutal en la que participó la división y casi la aniquila. Los rusos trituraron el solitario regimiento y a buena parte de los refuerzos que llegaron. Sin embargo la resistencia de bolsas aisladas de españoles logró retener el ataque hasta la noche, cuando los refuerzos alemanes lograron consolidar un nuevo frente a sólo 4 kilómetros del anterior.
Es interesante comparar a los soldados españoles con alemanes y rusos. Los españoles se veían más como guerreros que como soldados. No soportaban las guardias, ni limpiar las armas, ni vestir decentemente. En cambio eran resistentes, a veces suicidas, y soportaban bien las contrariedades improvisando sobre la marcha (quizás todo ésto, más que signo de españolidad, eran lecciones aprendidas de una guerra civil de 3 años). Algunos alemanes desconfiaban de ellos, otros los admiraban.
Sobre los rusos, los españoles se asombraban de su docilidad, tanto para el trabajo en el frente, cavando trincheras en el suelo helado, en el ataque suicida y luego, como prisioneros.
Tacticamente los españoles tenían algunas ventajas sobre los propios alemanes. Por ejemplo seguían la costumbre de la Guerra Civil y de la Guerra de Africa de, en vez de formar trincheras continuas a lo largo del frente, preparar puestos aislados que podían apoyarse unos a otros dando profundidad a la defensa. Se dice que los rusos evitaban atacar a la división por que algunos divisionarios, siguiendo la costumbre africana, mutilaban a prisioneros y los enviaban de vuelta a sus líneas.
La interpretación política puede ser, por supuesto, la más discutible, al asentarse siempre sobre las memorias cruzadas de los políticos y espías del momento. La tesis que defienden los autores es que Franco manejaba varios propósitos con el envío de la División:
- Por supuesto, estar con las potencias vencedoras de la guerra y "devolver la visita" a los rusos.
- Alejar a los falangistas más extremos.
- Demostrar a Hitler que, en caso de ataque alemán los españoles resistirían hasta la muerte y se convertirían en un problema grave.
1 comentario:
Bueno, los propósitos de Franco... no sé si son demasiados en un frente en el que combatían una media de 9 o 10 millones de hombres y unos 5000 carros de combate, por no hablar de artillería o aviación...
Vamos, que si Franco tenía esos propósitos (sobre todo los últimos que citas) tendría que haber mandado 10 o 12 divisiones, y no una.
El propósito de Franco era cumplir con Adolfito... lo justo.
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