Las exposiciones tienen que tener un tema. Esta exposición (Tesoros de las Culturas del Mundo, Centro de Arte Canal, Madrid) no lo tiene. Se trata de una serie de objetos cedidos por el Museo Británico. Los objetos, por si solos o en grupitos, son indudablemente importantes e interesantes (pienso en las hachas de Olduvai, el ajedrez vikingo, las armas romanas...). Así todos juntos forman un batiburrillo de cacharrería varia. Es imposible formarse una idea de algo al terminar de recorrerla.
Lo peor de la exposición no es su falta de lógica sino su público. Deplorable. Domingo por la mañana, llueve, no podemos ir a la terracita ni a tomarnos el asado así que vamos a la exposición que salía en la tele. Vaya. Señoras de las de culazo va, culazo viene, pegamos la nariz en el cristal. Señores que hacen corrillo para charlar recostados en la cristina con las figurillas sumerias. Y... ¡adolescentes!
Al salir de la trampa de la tienda respiro aliviado, e intento dejar en mi mente solas las hachas de Olduvai. O las figuritas vikingas. O las esculturas contemporaneas... Caos y olvido.
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