lunes, febrero 09, 2009

"Hacia rutas salvajes" de John Krakauer

En otoño de 1992 unos cazadores encontraron en un refugio del interior de Alaska el cadáver de Chris McCandles, un joven acomodado del sureste de Estados Unidos. El periodista de montaña John Krakauer sigue en este libro la vida de Chris desde que abandona su casa, quema su dinero y se monta en un Datsun del 77 hasta su muerte. En el relato entrelaza su propia peripecia vital y la de otros americanos que abandonaron todo y se perdieron en la Naturaleza.

El libro también cuenta, implicitamente y en sus pocas páginas, de Estados Unidos y su naturaleza hiperbólica. Los (desconocidos para nosotros) Thoreau, John Muir o Emerson están grabados a fuego en el código genético más interno de los americanos.

Un libro bueno y breve. De esos en que el estilo desaparece y queda sólo el autor y la narración, el privilegio de los escritores anglosajones y de los traductores buenos. Quedo al final prendado, con el corazón en suspenso. Supongo que mis inquietudes personales influyen, pero, ¿cuando no? ¿porque no? Al final repaso la bibliografía de Krakauer y veo que me lo he leido todo (menos una cosa sobre los mormones).

El debate que querría Krakauer sobre la razón o no de McCandles es tonto. McCandles tiene razón y Krakauer lo sabe. Su confianza franciscana o sus errores logísticos no pueden con el intrínseco acierto de su vida. La nota final de McCandles ("He vivido una vida feliz...") es definitiva. McCandles tiene el privilegio del bienmorir y diga lo que diga Fesser (pf!) ese es un privilegio absolutamente envidiable.

Nota para mí: recordar la iluminación que del Alto Tajo, comiendo latas de atún que nos regaló un misericordioso, la única comida en 20Kms a la redonda. Que la idea de Francisco (y de McCandles) igual funciona y es que igual todos los días, a las 8 de la mañana, nos volvemos locos y nos olvidamos de los lirios, de las golondrinas y de la vida.

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