miércoles, agosto 16, 2006

De guías a Juana.

Las guías turísticas hablan casi siempre más del que las escribe que de su propio tema. Alguien debería escribir una "guía de guías" que explicara que relación hay entre los gustos españoles y los de, pongamos por caso, la guía Michelin que tiene demasiado gusto por los jardines y no destaca los lugares que un español llamaría "auténticos".

De nuevo, lo más extraordinario del Loira para un español no son los castillos sino los paisajes. Los castillos se parecen demasiado a los de Disney. Sospecho que Disney acabó premeditadamente (y quizás con el apoyo de la CIA) con la "Chateaux of the Loira Experience".

Menos el de Langeais, claro. Aquí parece que cuando se levante el puente levadizo nos vamos a encontrar a la Juana de Arco de Besson atada a su hoguera.

Que personaje, Juana de Arco. Que extraordinaria su aventura. Lástima que el partisanismo furibundo se empeñe en quemarla siglo tras siglo (ingleses, alemanes, ateos...)

Una adolescente perturbada llega a una corte escéptica y agónica, en un reino que se acaba. En pocos meses da la vuelta a una guerra de más de cien años, pone en órbita a todo un pais y de paso resucita para siempre la sutil táctica insignia del ejército frances: la carga frontal. La historia de Juana de Arco habla mucho del corazón humano. Como Napoleón, Juana da un aldabonazo a la puerta de la voluntad y la ilusión.

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