Vamos y volvemos en la procesión popular detrás de la pequeña banda de cornetas y tambores, de los clérigos y de la borriquita. En la misa, llena, los niños repeinados se agitaban nerviosos. Al volver a la iglesia de Santa María ha salido el sol y ha iluminado a los cofrades. El viento agitaba sus capas blancas y las banderas bordadas.
1 comentario:
Domingo de Ramos, ese día alegre con un regusto triste. En la procesión de Tordesillas flotaba una borriquilla entre ramos de olivo, mientras corrían las niñas, quizá como hace dos mil años.
Pero en Tordesillas las trompetas y los tambores eran muy muy tristes. ¿Es la Semana Santa una celebración de la esperanza?
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