jueves, marzo 15, 2007

Una historia

Una compañera de trabajo, la señorita M., me cuenta la historia de una compañera de su madre que se relaciona al menos en parte con uno de los temas de actualidad.

Esta mujer (la amiga de su madre), debido a un infortunio indeterminado cayó en coma. Los médicos perdieron la esperanza de recuperarla y le comunicaron al marido que era cruel e innecesario mantenerla en vida con máquinas, que lo mejor era desconectarla y dejarla morir tranquila. El marido era reacio, se resistió, pero finalmente cedió a los argumentos de los médicos que al fin y al cabo eran los que sabían lo que hacer.

Ninguno contaba con la madre de la enferma, una mujer de carácter que se opuso con todas sus fuerzas y se afincó junto a la cama de su hija día y noche para evitar que médicos y yerno ejecutaran sus planes. Ante la obcecación de la madre los médicos desistieron de la desconexión y permitieron que la enferma siguiera allí, inconsciente, unida a la máquina.

Pasado el tiempo (M. no precisa cuanto) y para sorpresa general la enferma salió del coma, se recuperó, tuvo hijos, vivió largos años...

Pero tardó mucho tiempo en perdonar a su marido (si es que alguna vez llegó hacerlo completamente). Porque, sorprendentemente, la mujer recordaba algunas de las cosas que había sentido u oído durante el coma, y una de ellas era aquella dramática conversación en la que su esposo había aceptado el consejo de los médicos.

6 comentarios:

vancook dijo...

Efectivamente me he acordado de Tolkien escribiendo este post y el siguiente.

Cuentan que una vez le preguntaron a Tolkien si El Señor de los Anillos iba sobre el Poder y cómo degenera al hombre. Tolkien respondió que no, que obviamente su obra trataba sobre la muerte.

Supongo que todo son verdades (me figuro que Tolkien respondía así por joder, nunca le gustó eso de que su obra fuera una Biblia hippy).

Pero esto recalca la importancia de la línea "de fondo" de la obra, que es la marcha de los elfos de la Tierra Media y su inmensa melancolía, una raza destinada a ver desaparecer todas las cosas y sobrevivirlas sin llegar a su propio final.

Anónimo dijo...

No sé que tiene que ver el suicidio (caso de Inmaculada Echevarría), un acto de disposición sobre la propia vida con el caso que se narra (eutanasia pasiva, tema extraordinariamente complejo).

Por cierto, la economía me pierde: ¿cuál fue el coste en términos de *otras vidas* o de *la calidad de otras vidas* de dedicar estos recursos a una persona en coma cuya recuperación es altamente improbable?

vancook dijo...

La historia no pretende ser metafórica, la metáfora es un horrible producto griego que confunde imagen y realidad (otra vez Tolkien). En todo caso es (de nuevo Tolkien) parábola, una historia (en este caso real) que coloca al espíritu en una determinada posición para afrontar un problema.

vancook dijo...

A mí lo que me sorprende de todo el tema de esta señora de Granada son los "tanatófilos".

O sea, hay una peña que, cuando alguien está muy enfermo, chungo, terminal, deprimido, en vez de animarle o entretenerle le dicen "Pues mira, para vivir así es mejor morirse, claro, es que estás fatal. Nada, tú tranquilo que yo te ayudo". Así que en vez de llevarle un DVD o un libro o una Nintendo los tipos le llevan cianuro.

No entiendo el interés de los tanatófilos. No creo que tengan intereses relevantes en la industria del ataud o del cianuro. Y obviamente, tampoco es que sean amigos de los enfermos.

Para mí que lo de la tanatofilia es algo sexual, que el temita de la muerte, los tubos y los médicos les pone. Un nosequé depravadillo.

Fabrique dijo...

Estoy de acuerdo con "Coste de Oportunidad". Los casos son totalmente distintos, y creo que no deberían mezclarse.

Si una persona, tras una larga deliberación decide que en su situación no merece la pena seguir adelante, creo que debemos aceptarlo. No creo que sea una decisión fácil, no creo que se solucione con un DVD, con un libro o un par de chistes. Pienso que evitar el sufrimiento propio es un derecho natural de cualquier ser humano y si alguien considera que para ello el fin de la vida es la única intervención posible se debe considerar como algo legítimo.

Estoy de acuerdo en que para cualquier ser humano de bien, la perdida de otro es siempre una tragedia (si las campanas oyes doblar, no perguntes por quien doblan, estan doblando por ti). Aún asi, nuestro deseo natural de mantener la vida a toda costa no debe llevarnos a imponer nuestra voluntad sobre la de la persona que libremente decide dejarla.

Anónimo dijo...

Tanatófilo significa respetuoso de las decisiones que otro ser humano tome acerca de su propia vida, ¿verdad?