martes, mayo 16, 2006

La corona de hierba

Larguísima, impresa en caracteres mínimos, ceñida a la narración histórica, sin ambientación, sin personajes... y apasionante. El segundo capítulo de la saga de "El primer hombre de Roma".

De nuevo el error reincidente de la editora española. Los "captions" de la serie están desplazados. El del primer libro ("Mario y Sila disputan etc...") es en realidad el tema del segundo libro. El tema del segundo libro ("Una nueva generación...") tiene que ser el del tercero o cuarto. Bueno, traduttore tradittore, me cago en su puta madre y todo eso.

Leyéndola un espíritu frágil puede pensar que el sistema romano de gobierno se prestaba al mangoneo y la plutocracia. Sin embargo... Vale, no existían los famosos tres poderes, pero sin embargo tenían todos los mecanismos de control entre organismos. Y si uno se pone crítico observa que nuestros mecanismos democráticos tienen los mismos o peores defectos que los romanos (Realmente maravilla que en cieno o doscientos años una aldea junto a un río llegara a desarrollar esa organización). Hoy igual que ayer ciudadanos ricos, ambiciosos o poderosos pueden manejar a su antojo los mecanismos del poder, sin quitar la ilusión a las tribus y a las centurias.

Me quedo con muchas, muchas ganas de encontrar un libro de politología comparada que analice los problemas de la democracia y sus variantes. Es más, me quedo incluso con ganas de escribirlo si tuviera el tiempo suficiente. (El tiempo. Como han pasado las horas, como han pasado los años)

Y por último, que ganas inmensas de jugar un "República de Roma" en el segundo escenario.

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