miércoles, diciembre 14, 2005


El Sábado fui con la niña a ver la exposición de Keith Haring en las lujosas instalaciones del Canal en Plaza de Castilla (hay que ver lo que da de sí el negocio del agua en un pais crónicamente reseco)

Me niego a dar ningún análisis pseudo objetivo. Existen miles de links más apropiados.

Por el título (Obra Gráfica, un circunloquio por Dibujos sobre papel) esperaba muy poco. Bocetos mínimos en papeles sucios, un par de acuarelas mal coloreadas... el material habitual de una exposición B, Obra Gráfica en vez de Obra. Pero me gustó (y punto), KH sobre papel sigue siendo KH. Especialmente la forma.

El contenido (por recordar mi propia sensación) resultaba intranquilizador, la mezcla de muñequitos, violencia, sexo y extraterrestres con esa apariencia final de iconografía religiosa. (Me pregunto si para Haring esto es una ironía o una asimilación real de todos los términos: sexo, violencia, religión)

A la niña la exposición le gustó. Por primera vez prefirió los cuadros al público, el contenido al continente. Los muñequitos danzando eran más atractivos que un público extrañamente familiar y heterosexual.

Los guardias del Canal, bigote y pinta de mala hostia, me prohibieron sacar fotos con mi PDA. La mala hostia se explica, porque pasarse el día entero viendo a los muñequitos sodomizarse, atravesarse, mutilarse o fundirse sin poder tocarle el culo al fornido compañero de porra tiene que ser frustrante. Pero la absurda prohibición no aparecía ni siquiera escrita en ningún sitio. Por supuesto, la incumplí.

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