sábado, enero 30, 2010

Tres segundos de felicidad

Tres segundos de felicidad rotunda. Estábamos en una terraza de la Plaza de Olavide, las dos niñas y mi padre. Una mañana de esas en que Madrid es la ciudad más bonita del mundo. Acabábamos de comprar dos libros para las niñas. "Niñas", les digo, "si después de comprar libros teneis la suerte de ir a una terraza como ésta, lo que hay que hacer es sacar los libros para verlos, tocarlos y disfrutarlos". Llegaron las cervezas y las patatas, y tuve tres segundos de total felicidad.

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