Lo bueno de que tus hijas te despierten a las siete de la mañana es que tienes toda la mañana del Domingo para hacer lo que quieras. En este caso viaje en Metro,
visita a la Juan March (todo vacía), acojonar a las vigilantas con la cría de tres años, y acabar en el VIPS (dos bolas de helado y café con leche)
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