miércoles, enero 25, 2006

Cuando hablamos de política, no pensamos.

Yo ya había defendido a veces que, en mi opinión, aquí se es de izquierdas o de derechas, nacionalista o españolista, como se es del Madrid o del Barça. O sea, no somos partidarios, somos forofos. (Respuesta habitual: "Ya está la derecha avergonzándose de si misma.")

El artículo que linko de livescience:
a) Me da la razón
b) Resulta que el fenónemo es universal (o que se da en Estados Unidos, lo cual viene a ser lo mismo)

En resumen (para vagos y navegantes con el ratón atascado) el artículo habla de un estudio hecho colocando electrodos a "partisans" que escuchaban a sus líderes, a los opuestos y a Tom Hanks dando opiniones contrapuestas. Los circuitos cerebrales de la lógica se bloqueaban al hablar los políticos y entraban en funcionamiento otros mecanismos:
"None of the circuits involved in conscious reasoning were particularly engaged," Westen said. "Essentially, it appears as if partisans twirl the cognitive kaleidoscope until they get the conclusions they want, and then they get massively reinforced for it, with the elimination of negative emotional states and activation of positive ones."

Me gustaría señalar, por motivos científicos, a dos individuos que, extrañamente, no cumplen la regla anterior y que piensan mientras escuchan hablar de política, e incluso (incluso) cuando hablan de política. Mi cuñado y Arcadi Espada (aunque, no sé, a veces al Sr. Espada le veo un poquito forofo de si mismo)

La ciencia debería hacer algo con este par de casos excepcionales, supongo que algo así como abrirles la cabeza y meterles el cerebro en formol como un caso excepcional que pudieran conocer las generaciones venideras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días. Tengo una teoría: cuando hablamos de temas que no nos afectan directamente, o sobre cuyo curso no podemos influir, no nos molestamos en razonar. Básicamente, hablar sobre esto es gratis, y podemos descargar fobias y filias sin consecuencias.

Sería interesante saber si cuando hablamos de quién es nuestros actores/actrices favoritos o más odiados, o de qué entrenador ha de coger el Atlético de Johannesburgo utilizamos la misma parte del cerebro que cuando hablamos de ZaPlana.