Con dos días de diferencia visitamos estas dos cuevas.
Altamira, por supuesto, está cerrada. Se visita la reproducción exacta de su sala principal, llamada la "Neocueva". Ahora en Agosto está abarrotada de gente. Hay que comprar las entradas por Internet o (más difícil) por teléfono. Al recogerlas en las taquillas se encuentra uno con decena de visitantes defraudados que no pueden entrar hoy ni pueden comprar una entrada para otro día, después de haber viajado hasta el derriere del mundo. En taquillas sólo se vende para el mismo día. Mi padre bromea: ya han reducido el cupo, como hicieron con la otra. Dentro de unos años harán una neo-neocueva para explicar a los visitantes como era la copia de Altamira.
Se entra por grupos. Primero se contempla una película muy breve sobre la neocueva (meta-metainformación). La reproducción está muy bien hecha, sigue teniendo aire de museo moderno pero al menos se evita el toque kitsch. Absolutamente ninguna sensación de monumentalidad. La guía es amable y sabe su lección pero no es una experta en el tema (como pasa en Atapuerca o en los yacimientos de Madrid) y se nota no tanto por la falta de conocimiento sino por la de pasión. Se echa en falta algo más de información sobre el propio proceso de realización de la neocueva.
Después de la neocueva se puede recorrer el museo. Es muy interesante, muy bien hecho y casi nadie lo visita. Un plan muy razonable es ir a ver sólo el museo pasando de reservas y colas.
El Pendo es completamente distinta. También es patrimonio de la Humanidad, a 15 Kms en línea recta del centro de Santander, se llega si se puede por un camino carretero con hierba y sin señalizar. Uno de los carteles ("A LA CUEVA") lo ha colocado un vecino harto de que se le metan los turistas en la finca. Los pocos turistas. El camino baja dando lazadas hacia un valle cerrado, una especie de cráter que evacúa sus aguas por un río subterráneo. "Muchas veces" nos dice el guía "veo desde aquí abajo a los turistas ahí arriba dudar y darse la vuelta.".
La entrada de la cueva está al fondo del valle, encima del nuevo desaguadero. Está cubierta por árboles, maleza y helechos, pura magia verde. Esta entrada es muy amplia, antes era todavía mayor y en ella hacían la vida los hombres primitivos.
Por el fondo entramos (sólo nosotros, las seis personas del último grupo) a una gruta oscura. Cuando los ojos se acostumbran a la oscuridad nos damos cuenta de que estamos descendiendo hacia el fondo de una cavidad enorme y semiesférica. La sensación y los volúmenes son de Catedral. Al llegar al fondo y abajo el guía da una luz que ilumina un gran panel de piedra en el que están pintadasd varias ciervas rojas.
1 comentario:
Si, la neocueva es un museo (imagino que igual q las cuevas originales, a juzgar por los videos de los 60).
Pendo... , no
Pendo: La entrada donde vivian los habitantes, las excavaciones con las inundaciones cíclicas, un rio que se hunde (de lo mas sugerente), el guia que quiere irse y... las pinturas rojas.
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