Este libro es una obra simultánea de Stefan Zweig y de su editor, Richard Friedenthal. Por un lado Zweig escribió sus distintos capítulos, casi todos breves artículos sobre distintos autores europeos. Su editor fue el que los seleccionó y agrupó, de manera que al final es difícil decidir cuánto hay de uno y de otro en el mensaje total del libro.
"El legado de Europa" es fiel a su título: el fresco que componen los artículos es un pequeño monumento a la europeidad. Pequeño pero apasionado. Zweig (y su editor) se retratan ardientemente enamorados del concepto de Europa.
Ahora, los artículos fueron escritos en las primeras décadas del siglo XX, mucho antes del tratado de Roma. ¿Cómo puede ser?
Puede ser que la sociedad europea en general fuera a comienzos del siglo XX mucho más europeísta de lo que es ahora, que hayamos perdido ese espíritu y que el movimiento histórico sea de retroceso.
Puede ser, por otro lado, que lo verdaderamente europeísta fuera la Viena de hace cien años. Es posible. Recuerdo una exposición, de las primeras del Reina Sofía, llamada "Viena 1900". Me quedó una impresión de modernidad y cosmopolitismo apabullantes.
Puede ser también que para Zweig el concepto de Europa sea una perífrasis del Imperio Austrohúngaro. Austria-Hungría desapareció, casi diría que de nuestro recuerdo colectivo. Puede que para Zweig el recuerdo de sus cosas buenas (que sin duda alguna las tuvo) pasara a asociarse al concepto total de Europa.
Me resultan fascinantes los Países Perdidos como Austria-Hungría. Cada país representa no sólo un montón de papeles y símbolos, sino también una manera de vivir y de ver la vida. Cada país desaparecido es, creo yo, una manera de pensar olvidada. Difícilmente se puede reconstruir algo de su cosmovisión a través de lo que quedó escrito o de los países o naciones que lo sustituyeron.
Así por ejemplo se perdieron casi todos los países que formaban la antigua Lotaringia, el invento paternal de Carlomagno: Saboya, el Franco-Condado, Borgoña, Westfalia...
Me imagino que Borgoña debía de ser un país rico, elegante y soñador. De allí vino la "etiqueta borgoñona", la elegancia ultraformal de las distintas cortes de los Habsburgos. Allí se formó también el Toisón de Oro que era una orden seriamente utópica, mezcla de renacimiento clásico y novela de caballerías (no como la broma pícara de la Jarretera).
Lotaringia, Germania, Austria-Hungría. Quizás no fuera mala idea repensar la Europa unida recordando los perdidos imperios laxos de Centroeuropa.
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