Me gusta cualquier novela en que, tomando el tren de las 15:30 en St. Pancrass y cambiando en Whitmory Change a las 16:47 los protagonistas lleguen a la vicaría de Stonebury upon Avon a tiempo para visitar a Lord Aiveburdon. El encanto tremendo de lo victoriano se plasma en sus horarios de ferrocarril, mientras el Continente es un escenario fantasma de guerras y cambios Gran Bretaña se convierte en un jardín. Neal Stephenson defiende en
"The diamond age" que la fuerza de lo victoriano está en la firmeza de sus convicciones. Lo creo, pero hay que añadirle esa victoria completa sobre lo imprevisto, lo salvaje, lo que está más allá del límite (
la línea roja). Es la fuerza que convierte a los kafiris en una colonia ordenada.
En
"Arthur & George" brilla ese mundo, seguramente sin que se lo proponga el autor. Es, en mi opinión, una espléndida pequeña novela que el autor mantiene insistentemente en su tono menor.
La confusión azota al libro, una vez más, desde la solapa. Se intenta vender un relato policiaco cuando lo que sigue no lo es, y puede ser el mayor problema de la novela el moverse confusamente entre géneros sin ser de ninguno: ni realidad ni ficción, ni policiaco ni romántico, ni biografía ni novela. Quizás, de ser algo, sean unas vidas paralelas, las de Arthur (Conan Doyle) y George Edalj. O un retrato de la época casual, no intencionado, a través de estas dos personas tan extrañamente representativas.
Tiene un algo, en ese baile entre realidad y ficción, de maldición de Arcadi Espada. El autor la coloca directamente como ficción, y hace bien y es honrado. Pero no deja de ser algo borrosa, merecedora de un apéndice que coloque lo real y lo ficticio en su sitio.
Recomendación: novela entretenida sin género adscribible. Para amantes de lo victoriano.