Desde hace más de un
año vengo usando un Kindle para leer libros. Me hubiera gustado disponer
entonces de alguna comparativa escrita por un aficionado moderado a la lectura
como yo. Por si a alguien le pudiera ser de utilidad, aquí pongo la mía.
Para empezar, la
energía es un problema. A mí un libro nunca se me ha apagado en el water y eso
es muy, muy desagradable. La batería aguanta mucho, realmente no le llevo la
cuenta, pero cuando se empeña en que lo recargues se pone pesado y muy molesto.
En la mano el kindle
da una cierta impresión de fragilidad, da miedo meterlo en una maleta debajo de
otras cosas. Pero eso se soluciona con facilidad: es obligatorio ponerle una
funda de las que venden. Además son muy bonitas y muy agradables al tacto.
La pantalla de tinta
electrónica se lee siempre bien, en cualquier ángulo, también con sol y sobre
todo no cansa. Pero en cualquier caso es gris sobre gris, un poco triste y feo.
Las versiones "paper white" tienen una retroiluminación que la hace
un poco más cansada a la vista.
La mecánica (los
botones) parecen aguantar bien. Están fenomenalmente pensados y son muy
cómodos. Además puedes usar una sola mano: puedes leer tumbado, o andando por
la calle y sobre todo, mientras sostienes una copa de coñac en la otra mano. No tienes que montar una extraña coreografía
de dedos, manos y marcapáginas para beber un sorbo o pegar un lingotazo.
Las manchas sí son
un problema. Si se te mancha una hoja de un libro da más o menos igual, pasa
hoja y olvidado. En el caso peor se te pueden manchar todas las hojas de un
libro. En el kindle cada mancha o tizna de grasilla está en todas las hojas de
todos los libros.
En los viajes es muy
cómodo poder llevar tantos libros en poco espacio. Además te puedes enviar por
correo los papeles que tengas que leer y, con un poco de suerte, salen medio
legibles. Eso sí, si pierdes el kindle te quedas abocado a leer la publicidad
de la revista de la compañía aérea, que es siempre deprimente. Además las
azafatas están obsesionadas con que el kindle es más peligroso que Bin Laden en
un avión así que en los despegues y aterrizajes, lo hagas como lo hagas, tienes
que leer la dichosa revistilla que está asquerosamente manoseada.
Otro problema del
kindle es que como no se ve la portada del libro no te puedes tirar el pisto en
el metro, ni puedes plasmar el espíritu de tu casa a través de los lomos
ordenados y seleccionados de tus libros. La casa de un lector con kindle es
indistinguible de la de un lector del Marca.
También es cierto
que muchos libros plasmando el espíritu de tu casa terminan por ser una especie
de plaga bíblica. Empiezas poniéndolos en doble fila, luego encajonados encima,
luego en pilas tiradas por ahí. Con el kindle eso se acabó. A cambio no sabes
muy bien que libros les vas a poder dejar a tus hijos como legado de tu
existencia, aunque realmente a tus hijos les va a dar igual y acabarán
donándolos a la biblioteca de tu pueblo, lo cual tampoco es malo, acabar en la
pila de descartes para que cualquiera los use para encender su chimenea. De
préstamos nada de nada, pero eso en el fondo te ayudará a conservar tus amigos.
Con el kindle no
volverás a poner un trozo de papel arrancado al periódico como marcapágina ni
te enfadarás si los niños sacan las marcas de los libros. Pero moverse arriba y
abajo por el libro es una tortura. Buscar términos o escribir notas es técnicamente
potente pero tan lento que en la práctica no se puede hacer. Para los mapas o
gráficos de referencia puedes ponerles una marca e irla utilizando, algo
dolorosamente, durante la lectura. Si el color o las fotos son muy relevantes
mejor olvidarlo y comprar el libro en papel.
No es fácil saber
por donde vas. En principio hay una barra que indica el porcentaje de lectura
realizado y la posición de los capítulos, pero si las notas y referencias son
abundantes puedes encontrarte que, al llegar al 70% del libro éste se acaba
bruscamente.
El kindle es
excepcionalmente bueno para la compra compulsiva de libros. Estás en la cama a
las 12 de la noche. Te acabas el libro y compras el libro que en ese momento
quieres, el que te da la gana de tu wish-list, no el que pensaste dos meses
antes que en algún momento te podría interesar y que, mira tú, nunca te
interesó.
Pero elegir los
libros en Amazon tiene su riesgo, sobre todo buscando títulos clásicos. Hay
muchos libros atractivos, gratuitos o baratos que en realidad son escaneados
pasados bárbaramente por un OCR o traducciones automáticas. Hay que tener mucho
cuidado para no empantanarse en uno de ellos.
La posibilidad de
leer los primeros capítulos y decidir si comprases muy poderosa aunque yo,
persona de compromisos fuertes, no he terminado de utilizarla. Me da reparos
morales empezar un libro y dejarlo volublemente, siento que eso debilita mi
voluntad y mi virtud.
He hablado de
comprar. Sí, el español que compra soy yo. Puedes, claro, copiarte esa clásica
lista de 2.000 libros pero entonces ya no lees lo que quieres sino lo que
puedes, y ese es un gran motivo para no leer más. Otro día hablaré de los
precios.
Ahora, la pregunta,
la única pregunta que me debería hacer un lector dudoso es: ¿y tú que haces
ahora? ¿lees más en kindle o en libro de papel? Pues la verdad es que mis
instintos tiran siempre al kindle y lo prefiero al papel.
Dada la igualdad en
pros y contras entre ambos medios ¿Por qué mirando atrás este año he preferido
el kindle un 90% de las veces? ¿Por qué cuando me prestan un libro en papel me
da pereza empezarlo?
Puede ser por un
motivo accidental. El kindle tiene hojas más cortas, así que el lector las va
pasando más rápido. Esto genera un efecto de gratificación automática y
repetitiva (como la de conducir o programar). Sí, creo que leer en un kindle es
más rápido y más gratificante que en papel.
Aunque también, si
echo la mirada atrás en este año, puede ser menos memorable. El libro en kindle
no tiene guardas ni portada ni olor ni textura. Una vez leído se va y se olvida
más rápidamente, le cuesta mucho más aferrarse o sostenerse en nuestra pobre
memoria de lectores moderadamente aficionados.
Espero que estas
breves reflexiones puedan ser de ayuda a alguien.