Claro, las guerras carlistas fueron tres, largas, plagadas de combates. Sólo en la primera, en el bando liberal, hubo más muertos que en los dos bandos en la Guerra del 36-39. La primera parte del libro, siendo muy muy interesante, se deslabaza entre asaltos, tiroteos, retiradas, generales que vienen, pretendientes que van. La
historia definitiva de estas guerras será algo más larga, algo más impresionista y se parecerá a la "La Guerra de la Independencia: una nueva historia" de Carles Esdaile.
Está mejor montada la historia posterior del carlismo. El resumen del origen de la guerra del 36 es memorable en su sencillez y muy interesante la evolución del carlismo hasta la actualidad, su victoriosa derrota del 36-39, la relación pasajera con nacionalismo y marxismo o la historia de Carlos Hugo.
El cierre de esta parte es memorable, la brevísima pregunta final ¿y el liberalismo? Porque, si el carlismo era una reacción frente al liberalismo y las transformaciones del S.XIX es verdaderamente injusto cerrar su historia sin cerrar también la de su archienemigo. Diría Anonymous que en España nunca ha habido verdaderos liberales. Lo niego. Si tantos soldados se dejaron acribillar en nombre del liberalismo en los desfiladeros peninsulares ellos eran autenticamente liberales y no algún gordo economista neoyorquino.
La conclusión del libro y quizás la mía es que el liberalismo lo liquidó el granuloso de Azaña disolviendo la República (en origen liberal-radical) en los brazos del socialismo.
La última sección, las guerras carlistas en el cine es... bueno, hablar de cine español siempre es perder el tiempo. Y no se deja de merecer el carlismo su gran película, su "Cold Mountain", porque la historia occidental ha dado pocas epopeyas tan románticas y desesperadas como las de los requetés.
1 comentario:
Por alusiones. En las agrias cumbres del Guadarrama, el capitan del blog dijo varias veces que veía una discontinuidad entre las guerras del XIX y la del 36. La primera fue más violenta, dura y sanguinaria q cualquiera de las anteriores. No, no fue una culminación de las asonadas del XIX, esta vez fue distinto. Esto lo dijo el capitan, y yo lo he creído como se cree al capitán: diciendo aaaaah
Hete aquí que el primer párrafo destruye el mito. Muchas gracias por la recomendación
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