aqui cerca, en Gran Canaria. Se me ocurren tres razones alternativas o
complementarias.
Que esto ha ocurrido siempre (el lobo de caperucita)
Que siempre ha habido depravados, pero ahora los transportes y el
anonimato les ayudan.
Que el ambiente del siglo, tolerante, hedonista y pornografico,
despiertan la imaginación y el deseo de las mentes que habitan el
extremo debil de la campana.
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