miércoles, diciembre 20, 2006

domingo, diciembre 10, 2006

Autopsia psicológica

Los medios de acá están revueltos con un crimen, el asesinato de Nora Dalmasso ( una "bella empresaria" atestiguan los diarios y las fotos no lo niegan terminantemente) en un "country", una urbanización de chalets de lujo de Córdoba. El crimen tiene todos los elementos que llaman la atención del público: infidelidad, sexo lujurioso, violencia, poder y un entorno tan exótico para el público general como podrían ser la superfície de Marte o las nebulosas de Orión.

En el diario Clarín un artículo de página entera se titula "Buscan más pistas estudiando la personalidad de Nora Dalmasso". El artículo anuncia que la policía va a realizar una "autopsia psicológica" de la víctima. Los expertos están buscando pruebas: "Haber tenido una relación sexual en la cama de su hija puede ser un indicio de una mujer transgresora". "Hacia fuera la mujer posaba sonriente para la foto pero hacia dentro sufría algunos conflictos".

Según los expertos, sigue el diario, hay tres tipos de muerte: "la no intencional, la subintencional y la intencional". Los peritos ubican a Nora Dalmasso en la categoría de subintencional y exploran esta subintencionalidad con entrevistas a "su peluquero, su ginecólogo y el ex personal trainer de la mujer."

Un recuadro añade que la autopsia psicológia fue determinante en dos casos famosos anteriores en la misma ciudad y terminó llevando a la carcel a dos imputados. Afortunadamente en este caso el fiscal, según señala el artículo, confía también en otros métodos más pringosos como los análisis de ADN.

Cementerio de Recoleta


Esta mañana de Sábado veraniego se juntan en el cementerio los turistas como yo, los devotos de Evita, los enterrados y los enterrantes, chicos bien que se saludan frotándose la espalda.

El guía es un doctor al que la crisis convirtió, en sus propias palabras, en parado de alto nivel y que, docto, ilustrado, estudió turismo para poder dar rienda suelta a su generoso conocimiento. El grupo de necroturistas empieza siendo nutrido pero los españoles, siempre impacientes, abandonan a la segunda tumba para ir directos a la de Evita y nos dejan solos a un comercial romano y a mí.

Al guía le da bronca lo de Evita, le irrita, la deja para el final e insiste en su caracter accidental dentro del camposanto que tiene mucha más cosas importantes ("Acá se refleja todo lo que pasa fuera."). Entre las cúpulas (los panteones) nos muestra la historia de Argentina: hacenderos, intelectuales, primos, tíos, amantes, criollos, ingleses, franceses, caudillos ("Acá tenemos una tradición frondosa de caudillos"), leyendas, mitos y, claro, Eva Duarte.

Los panteones están sujetos al libre mercado y se compran y se venden "como las viviendas de fuera. Cuando vendés, claro, tenés que desalojar, y el que llega hace reformas a su gusto". El precio de cada panteón ronda los 30.000 dólares que no me parece caro.


La historia del cadaver de Evita es confusa: una vez muerta ("no se sabe si se equivocaron los médicos, hubo mucha leyenda") la embalsamaron muy bien y la llevaron al edificio de la CGT, el sindicato. Los militares, al deponer a Perón, ocultaron el cadaver pensando en destruirlo para acabar con el culto popular. Finalmente y a través de una orden religiosa lo trasladaron a Milán ("dicen que iba metida entre escombros para que nadie sospechara"). En 1971 Perón recibió el féretro y se lo llevó al desván de su casa en Puerta de Hierro, en Madrid, lo que levantó las protestas de los vecinos (los españoles, siempre tan cabrones). Cuando Perón volvió a ser presidente dejó el cadáver en España.

Y aquí se mexcla una historia todavía más rocambolesca, la del general Aramburu al que los montoneros secuestraron dos veces, la segunda ya muerto.

Aramburu era un militar de familia vasca. Estrictísimo, disciplinó el ejército y participó en el golpe de Estado que destituyó a Perón en 1954. En 1970 los montoneros lo secuestraron y lo mataron. Aramburu fue enterrado en un túmulo erigido por oficiales en el cementario de Recoleta. En 1974, muerto ya Perón y bajo la presidencia de Isabelita los montoneros entraron en el cementerio y se volvieron a llevar al pobre Aramburu para reclamar el retorno del cadaver de Evita. Isabel cedió, el cadaver fue repatriado desde España y enterrado junto al de su marido. En 1976 hubo otro golpe de estado (el que nos suena a todos). Los generales esta vez separaron los cuerpos y entregaron cada cadaver a la familia correspondiente. El de Perón fue enterrado en una finca y el de Evita en el panteón de su hermana, que es donde se encuentra... por ahora.

Como frente al cementerio en una zona de restaurantes muy bonitos. El camarero es de O Grove, llegó en 1948:

- ¿Es cierto que aquí comía a veces Borges?
- Durante diez años venía acá dos veces al día, a no ser que tuviera viaje. Pero es que claro, siendo dos en casa no merece la pena ponerse a cocinar.

Charla conmigo mientras me tomo la tortilla y el flan casero. Al despedirme no puedo dejar de preguntarle:
- ¿No se hace raro tener tanto asador enfrente del cementerio? En España la gente lo vería de mal augurio.
- En España es raro, sí. Pero acá es normal, los vivos están más cerca de los muertos. Y tampoco debe de ser un mal lugar: entran muchos pero no se va nadie.

sábado, diciembre 09, 2006

Corrientes tres cuatro ocho


Corrientes tres cuatro ocho, segundo piso, ascensor
No hay porteros ni vecinos
Adentro, cocktail y amor...

Ahora, además de un mito, es un garaje.

viernes, diciembre 08, 2006

Un matecito


Un mate de oficina. El mate y la bombilla (el vaso y la cañita) son de plástico. Pero el ceremonial se mantiene sobre las pantallas de los ordenadores. Los compañeros se van pasando de unos a otros la infusión, "sí, acá estamos inmunizados".

jueves, diciembre 07, 2006

Buenos Aires


Calle Corrientes. El taxista me pregunto si llevo mucho tiempo en la ciudad, le respondo que no, que sólo un par de días.
- Y ¿que le parece?
Intento halagarle:
- Ah, pues lo poco que he visto yendo y volviendo al trabajo me ha gustado mucho. Me ha recordado mucho a mi ciudad, a Madrid, o incluso a París. No sé, la veo muy europea.
- ¿Ve? Ese fue siempre nuestro error. Siempre hemos mirado más a Europa que a Sudamérica.

martes, diciembre 05, 2006

Oratorio de Navidad


Esta muchacha tan formal se llama María Schneider y el Sábado tuvo el privilegio de tocar los timbales en el Oratorio de Navidad de Bach, con la orquesta de cámara Madrid-Munich. Los timbales abren el Oratorio con un pum-putupumpumpum vibrante, alegre, maravilloso, que María convirtió en un temblorcillo mojigato.

Como el resto de la orquesta y los dos (dos) coros siguieron la línea de María (y el propio Bach, que en el resto del oratorio hizo un cortaypega más bien tristón) me dio tiempo a postular algunas teorías sobre el compositor (al que confieso mi favorito) desde la ignorancia más total.

La primera es que Bach, al fin y al cabo, componía para una orquestina de ciudad pequeña (una pequeña orquesta de parroquia y unos burgueses que tuvieron el extraordinario privilegio de tocar y escuchar por primera vez la Música más maravillosa del mundo). Y él era muy consciente de las limitaciones de sus muchachos. De manera que, en mi opinión y en general en los oratorios de Bach, limitándose a tocar lo que pone en el papel los músicos pueden obtener unos resultados muy decentes. Cosa que no se puede decir de otros estilos, por ejemplo el piano romántico o el clave barroco, concebidos para recibir la aportación creativa de un intérprete de primera línea.

La segunda es mi opinión, ciertamente infundada, de que Bach padecía de "horror vacui" en el espectro de frecuencias. Si Bach veía una frecuencia poco ocupada ahí metía una voz, un contrapunto, una armonía.

Claro, esto puede producir una composición plana, pero ahí le salva a Bach algo que entendí precisamente el Sábado, cuando por el privilegiado (?) asiento que ocupaba además de ver las bragas a la soprano tenía luz de sobra para leer el libreto. Y es que Bach tenía el idioma alemán. El texto salpica la música de Bach de consonantes, como un repiqueteo que adorna su composición e impide que se convierta en una plasta multifrecuencia. Bach, un compositor hábil, convertía las generosas consonantes de la lengua de Goethe en la alegre percusión que Maria Schneider no nos quiso dejar escuchar.

En estos pensamientos estaba cuando llegó el bis y María se desquitó premiando nuestra paciencia con una maravillosa entrada ("pumpudubumbumbum...") que siguieron las trompetas y luego los coros a voz en grito, abriéndonos a los oyentes, durante unos segundos, las puertas del éxtasis sajón.

viernes, diciembre 01, 2006

Publicidad institucional

Un anuncio estupidamente subliminal del Ayuntamiento de Madrid. Traducido al español:
"Cómprales ositos de peluche a tus hijos. Así no te abandonarán en el asilo cuando seas viejo."


Sólo
escombros
gracias.