Este es un libro corto de Murakami, una especie de pequeñas memorias sobre su afición a correr. Murakami relaciona esta afición y su disciplina con su manera de escribir. El escribe como corre, de una manera disciplinada, planeada, sin sprints ni explosiones.
Aunque este libro no sea una novela el estilo de Murakami es perfectamente reconocible. De hecho es más reconocible: se ve por fin a ese escritor internacional, absolutamente no localista, más a gusto quizás en Bostón que en Tokio.
Aunque este blog personal siempre ha sido muy poco personal esta vez (este año) me voy a permitir una excepción.
Para mí correr siempre ha sido un suplicio obligado, un petardo, un aburrimiento. A mí lo que me gusta es salir al monte. Para correr me tengo que poner la radio, alguna tertulia política encendida, e intentar ovidarme de que estoy aporreando la calle.
Corro porque tengo que hacer algún ejercicio, para cuando finalmente pueda volver a la montaña. Elegí correr. Mi padre siempre ha opinado que la carrera tiene una cierta superioridad moral. Y corro ateniéndome a ciertos parámetros éticos: siempre por la calle o el campo, nunca en un gimnasio. Corro por la noche desesperado y aburrido como los soldados americanos en la carrera final de Black Hawk Down ("the Mogadishu Mile")
Pero, que caramba, leyéndolo he reconocido las sensaciones de Murakami. Y me he dado cuenta de que en algún plano profundo, o extraño y perpendicular, realmente disfruto corriendo. No es placer, no. Pero sí satisfacción.
Me he sentido animado y la semana pasada he salido a correr algún día más. También he vuelto a escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario