domingo, noviembre 27, 2005

Planeando una educación


Ahora que todo el mundo habla tanto de la educación, yo estaba pensando en
la educación de mi niña. Como la pobre es pequeñita, estamos empezando, sus
padres podemos permitirnos el lujo de pensar o de planificar como queremos
educarla, en que estilo, en que valores, etc... Luego saldrá el sol por
Antequera, será lo que la vida, la suerte y la cría quieran. Pero al menos
hay que empezar con un plan, que como decía Napoleón, por muy perfecto que
sea nunca resistirá el contacto con la realidad.

Y claro, a uno le gustaría que su niña sea de mayor una persona inteligente,
culta, tolerante. Que sea también alegre, positiva, que disfrute de todas
las cosas, grandes y pequeñas de la vida. Que disfrute también de las artes,
de los deportes, de la Naturaleza. Que sepa de historia, de literatura, de
biología, de ciencia y técnica... Que sea sobre todo una buena persona.

En resumen, que sea una friqui, una rara, que sea sistematicamente
rechazada, criticada y ridiculizada por sus compañeros y colegas.

Si uno consigue cumplir todos sus sueños sobre la educación de los hijos
estará formando a unos marginales y unos desgraciados.

Llevo más allá, si me lo permitís, mi reflexión.

Vivimos entonces en un mundo que no ama a la gente perfecta. Que ama a la
gente por sus defectos. Esto puede sonar muy poético, incluso
equivocadamente evangélico. Pero si se piensa dos minutos, que extraños, que
viciosos somos los seres humanos, que rechazamos lo bueno y admiramos lo
malo.

Sin más me despido, voy a malcriar un rato a la niña.

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