viernes, noviembre 30, 2007

A Talent For War. Jack Mc Devitt,


Es curiosamente positivo para las novelas de la serie de Alexander Benedict que su protagonista sea un anticuario y un historiador. Descubrir un Universo es, quizás, la parte más fascinante de una novela de ciencia ficción. Descubrir la historia de este Universo es, quizás, todavía más interesante.

Si además en la Historia de este Universo entra la nuestra, y la historia de dd refleja y se refleja en la de los 300 pues tanto mejor (Y es que, aclaro, igual Leónidas estaba equivocado, o igual acabó sus días como un pastor anónimo en alguna isla del Mar Jónico)

En cuanto al desarrollo, pues muchos viajes de aquí para allá, ahora un planeta, ahora otro, para conversar con uno o con otro. Se vuelve confuso e irrelevante distinguir una ciudad de otra, un planeta de otro. Más irrelevantes son los ocasionales intentos de asesinato, recurso habitual para animar una investigación que en realidad se basta para sustentar la novela.

Al encontrar estos recursos en esta novela (la primera de la saga) me ha aburrido (un poco sólo) retroactivamente Polaris, la tercera de la serie y que leí hace algunos meses.

Sí tengo que aceptar que McDevitt puede ser el Asimov de nuestra época, aunque quizás más el Asimov modesto de Lucky Star y de Elijah Baley.

jueves, noviembre 29, 2007

Repsol y Kipling



Mi tema ultimamente es el victorianismo.

Me he quedado encandilado con el anuncio de Repsol, no por el aceite ni por el lubricante, y mucho menos por las motos (más bien pese a las motos) sino por el poema. Oyéndolo bien veo tres temas: persistencia, templanza, inalterabilidad. Supongo que conjuntamente definen el "stiff upper lip" y no sé si sería sobresimplificar decir que eso es el victorianismo.

Copio, por su interés, el poema en V.O.:

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you
But make allowance for their doubting too,
If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don't deal in lies,
Or being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise:

If you can dream--and not make dreams your master,
If you can think--and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build 'em up with worn-out tools:

If you can make one heap of all your winnings
And risk it all on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breath a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on!"

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings--nor lose the common touch,
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much,
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that's in it,
And--which is more--you'll be a Man, my son!

You'll never walk alone.


Se me ponen los pelos de punta cuando oigo los cánticos de los hooligans. Sobre todo el "You'll never walk alone" de los seguidores del Liverpool y del Celtic. Uno lo ve como una especie de himno guerrero de coraje y de valor, lo que debían de cantar los últimos casacas rojas que se apretaban, acribillados por los kafiris, en el paso del khyber.

Que sorpresa me he llevado al encontrarme ésto:


La canción viene de un musical de los años 40 de Broadway, Carousel. Esto tiene precedentes en las dos guerras, por ejemplo el "There's a long way to Tipperary" y otras canciones de varietés que, convertidas en himnos de resistencia, desconcertaban a los corresponsales españoles en Londres.

lunes, noviembre 26, 2007

Bonn

He pasado buena parte de la semana pasada en Bonn, de curso.

A los cinco minutos de bajarse del tren, uno ya ha aprendido que Beethoven nació o vivió o murió o hizo alguna otra cosa biologicamente significativa en Bonn. Pero no queda ningún recordatorio, ninguna señal, de que la ciudad fue durante cincuenta años la capital de la segunda potencia económica del mundo.

Algunos edificios (bibliotecas, museos) son extraordinariamente grandes, sí. Pero no queda nada más. No hay estatuas, no hay banderas, no hay autopistas... Se las llevaron, me imagino que en grandes cajas de cartón, los que supongo eficientísimos servicios de mudanzas alemanes.

Supongo que desde el principio, los alemanes ya sabían que lo de Bonn era temporal y que más pronto o más tarde la capital volvería a Berlín. Si hubieran querido una capital seria hubieran cogido Munich, Frankfurt o Hamburgo y no un suburbio de Colonia. Lo de Bonn debía de ser una especie de pequeño secreto humorístico que guardaban irónicos ochenta millones de ciudadanos.

Tampoco encuentro ninguna mención al sorprendente hecho de que justo al sur de Bonn esté Remagen.

lunes, noviembre 12, 2007

¿Porque no te callas?

- Faltó el "de una puta vez".

- Es esteticamente horrible que un Rey de España mande callar a un presidente electo venezolano.

- Aunque el otro se lo mereciera.

- Porque "electo" es un adjetivo muy sobrevalorado.

- Y, paradojas de la vida, Zapatero va a ganar votos (o al menos no va a perderlos) defendiendo a Aznar.

- Conclusión verdadera y final, a las cumbres hay que ir con los deberes hechos, sabiendo lo que va a decir cada jerifalte. Para eso tenemos chopenta embajadores, para que descuelguen el telefono y digan "Pepito, ¿que va a decir tu jefe?".

- Por eso en las cumbres europeas no pasan estas cosas.

- Pero si no se sabe lo que va a pasar y encima puede haber bronca, el Rey no pinta nada allí. Está mejor tranquilito en su palacio oyendo a Losantos.

- La culpable de la cagada tiene nombre de concepto teológico: Trinidad Jiménez.